VTC y cumplimiento de la legislación vigente

¿Y si la Ley fuese más rígida con los VTC infractores?

A falta de una legislación más estricta estos negocios especulativos facturan todos los días en perjuicio de su competencia y de la ciudadanía en general, además de poner en riesgo la seguridad y salud de sus conductores.


Si la ley fuese más rígida con los VTC infractores, una gran parte de sus gestoras de flotas, de los propietarios de autorizaciones, de sus asociaciones patronales y de las plataformas Uber, Cabify y Bolt sufriría una enorme pérdida de ingresos.

La prueba es el elevado número de infracciones que este tipo de «transporte» comete a diario allá donde opera. En la actualidad podemos encontrar varios factores que manejan los negocios de VTC y sus gestores para empujar a sus conductores a cometer delitos contra las normas de transporte y circulación. Entre ellos destacamos:

  • Sale más rentable pagar sanciones que dejar de delinquir.
  • Una gran parte de los beneficios que dejan esos delitos fluyen en “cajas B” indetectables.
  • Comunidades, como la de Madrid, derivan las sanciones a los trabajadores al volante cuando estas en realidad solo benefician a la patronal, como en el caso de la “captación ilegal de pasajeros”.
  • Las campañas de las plataformas y los algoritmos que estas manejan que empujan a cometer excesos a los conductores con promesas de pagos y ventajas que acaban como la metáfora de la zanahoria y el burro.
  • En caso de sanción las autoridades de tráfico exigen la identificación del conductor. Las gestoras de flotas de VTC han encontrado una fórmula que sirve para premiar a aquellos trabajadores de su confianza, de modo que si son ellos los que han cometido la infracción no los identifica su empresa. En ese caso lo que hacen, fraudulentamente, es facilitar datos de trabajadores que no son de su agrado o que incluso ya no están contratados por despido o baja voluntaria. La defensa de su improcedencia es más costosa para esos trabajadores que el pago, en su caso, de pequeñas multas. Hemos observado este proceder desde hace muchos años y los responsables de ello se sienten impunes por las dificultades probatorias.
  • En la desesperación por cumplir o superar ratios de facturación exigidos, el conductor se ve atrapado en la disyuntiva de perder el empleo o arriesgarse a infringir alguna norma de tráfico que de ninguna manera repercutirá al entramado empresarial, solo al desgraciado conductor. El empresariado especulador, conocedor de ello, fija unas metas prácticamente inalcanzables con lo que se aseguran el incumplimiento de la legislación vigente de sus conductores.
  • Las largas jornadas de trabajo, la fatiga, el estrés, el manejo de varias aplicaciones de plataforma a la vez y otros riesgos asociados a la salud de los conductores de VTC pueden empujar a cometer infracciones, siendo estos conscientes o no de ello. En ningún caso se pondrá en entredicho al empresario el estricto cumplimiento de la legislación laboral y de prevención de riesgos laborales, salvo que sea denunciado, algo que sucede infrecuentemente.
  • La falta de profesionalidad contrastada de muchos conductores de VTC hace que estos cometan errores por desconocimiento de la normativa de transportes del lugar donde operan y de tráfico, del callejero de las ciudades y de sus puntos de interés. Fijando su vista en el móvil constantemente, pendiente del GPS, de los mensajes de la aplicación, de los usuarios, de su propia gestora de flotas, etc., sin prestar la debida atención a la circulación con el peligro inherente que no solo derive en una pequeña sanción de tráfico.

Es decir, los delitos contra leyes y normas de tráfico y de transporte tienen un mismo origen: la patronal de las VTC y las plataformas. Por ello proponemos unas medidas que acaben de una vez por todas con los vicios y defectos de una legislación que actualmente ampara a estos delincuentes:

  1. En caso de detectar alguna infracción de transporte: Inmovilización del VTC con traslado al depósito municipal donde debería permanecer incautado no menos de seis meses. Además de, una importante sanción económica, de la baja de la autorización por un periodo no inferior a esos seis meses y en caso de reincidencia pérdida de la misma.
  2. Profesionalización de los conductores, tal como sucede en el sector del taxi. Vigilancia más estrecha de las autoridades laborales al cumplimiento de la legislación laboral y de prevención. Potenciar los medios suficientes a la Representación Legal de los Trabajadores en cualquier tipo de empresa, independientemente de su tamaño, para detectar los fraudes y poder llevarlos a la fiscalía. Convenios colectivos que impidan el exceso de jornadas. Reconocer de una vez por todas la cesión ilegal de trabajadores entre empresarios de VTC y las plataformas Uber, Cabify y Bolt, así que deban trabajar directamente para ellas, sin subrogaciones irregulares como en la actualidad.

Sabemos que acometer estas propuestas puede parecer casi utópico, sobre todo siendo conocedores de las estrechas relaciones entre el capitalismo de plataformas y los políticos. Eso que llaman “cabildeo” y que nosotros interpretamos como clientelismo. Sin embargo, nosotros publicamos nuestro parecer, conociendo en profundidad el sector de arrendamiento de vehículos de menos de nueve plazas con conductor (VTC), por lo que enviamos este mensaje a la ciudadanía para que reflexione y llegue, incluso, a calar en sindicatos de clase y en asociaciones del sector del transporte de viajeros por carretera ajenas a la operativa con plataformas digitales. La esperanza es lo último que se pierde.

Aplicaciones gratuitas para aprender inglés recomendadas para el conductor de VTC

Aplicaciones gratuitas para aprender inglés recomendadas para el conductor de VTC

Al chófer profesional, el conductor de VTC, no se le exige conocimientos de idiomas para realizar su trabajo. Las conocidas plataformas digitales con las que trabaja el sector no han cerrado ningún acuerdo con compañías de formación para mejorar la calidad de sus servicios, en algo tan básico como el poder comunicarse con los pasajeros en un idioma como el inglés, por lo que a día de hoy el chófer no está obligado a tener conocimiento alguno en otro idioma distinto del castellano.

Sin embargo, tratar de entenderte con tus pasajeros en inglés cuando estos no sean capaces de comunicarse contigo en español, puede mejorar la experiencia de los mismos y, por tanto, mejorar las calificaciones y comentarios que recibes de ellos. Además, conocer un segundo idioma tan universal puede abrirte las puertas a mejorar tu profesión y encontrar más ofertas de trabajo dentro y fuera del sector.

Nosotros apostamos por la profesionalidad del colectivo de conductores de VTC, así que os vamos a facilitar varias aplicaciones útiles para aprender inglés desde vuestro smartphone. En vuestro tiempo de disponibilidad podéis practicar y aprender inglés gratuitamente y desde el móvil, sin que ello impida que realicéis los servicios que os vayan asignando.

Comenzaremos con una aplicación con todas las garantías y la seriedad que se espera de la cadena inglesa con más prestigio: BBC Learning English.

Otra aplicación bien reputada e interesante es la que ofrece Voxy.

Y, finalmente, una aplicación muy interesante de intercambio lingüístico. Aprende un idioma charlando con hablantes nativos de todo el mundo. Puedes charlar con los miembros de forma individual o unirte a chats en grupo para tener una experiencia de aprendizaje colaborativa. Se trata de HelloTalk.

Si mejoras tu aprendizaje del inglés las empresas y clientes valorarán más la calidad de tu trabajo. Ya va siendo hora de que el sector de VTC adquiriera un mayor prestigio y que, incluso, el conocimiento de este idioma sea, en el futuro, imprescindible para capacitar a todos los chóferes.

Un artículo cortesía de “Conductores VTC”

Calificaciones a los conductores VTC

Valoraciones de clientes, calificaciones a los conductores de VTC

La presión que puede percibir quien se ve sometido a una auditoría externa y continuada de su actividad laboral, estrellas y comentarios constantes, deriva a veces en riesgos psicosociales que debieran valorarse en las evaluaciones preventivas.

Infoconductores

El feedback del cliente sirve de sistema reputacional al nivel de monitorización del trabajo. Se considera la respuesta que da el usuario una vez que la prestación ha sido finalizada. Si bien es cierto que cada conductor es valorado no sólo por los clientes, sino por la empresa (que analiza sus rutinas de trabajo, los servicios que rechaza, dónde se conecta o cuánto), dicha puntuación proporciona información a futuros clientes sobre la calidad del servicio y sobre ese trabajador concreto. Esta información no solamente es útil para los clientes, sino que es también utilizada por parte de la plataforma para tomar decisiones empresariales, que pueden afectar a los trabajadores, y su rendimiento empresarial. Si un trabajador concreto no está consiguiendo las puntuaciones mínimas, la empresa podría hacer un estudio sobre ello y así tomar una decisión a nivel personal sobre dicho trabajador. En este sentido, por ejemplo, Uber y Cabify se reservan el derecho de desconectar de la plataforma a aquellos conductores que no alcanzan una puntuación mínima de 4,5. Las plataformas “desactivan” al trabajador que no obtenga un mínimo de puntuación positiva en los sistemas de reputación online.

Con la valoración por “estrellitas”, el cliente le comunica a la empresa quién considera que es un “buen” o “mal” trabajador, lo que a la empresa le permite cribar a los “malos” y mantener los “buenos” (poder disciplinario) o asignar una mayor carga a los mejores (poder organizativo). Uber, por ejemplo, se limita a darles una serie de «consejos» para conseguir mejores calificaciones, como preguntar a los pasajeros la ruta que prefieren, ser «pacientes y educados» u ofrecer una experiencia excelente en lugar de presionarlos para que les pongan buena nota. De esta forma, los clientes se estarían convirtiendo en una suerte de mandos intermedios que influyen en el comportamiento de los conductores a través de la ‘app’ sin que la compañía tenga que contratar a un jefe que les dé órdenes expresamente.

Normalmente no suele haber mayor problema y se trata con gente normal, pero en una gran ciudad y conociendo el ambiente que nos inunda, es difícil no encontrarse un día con ese cliente al que todo le parece mal. En esos casos, se suele hacer gala de una gran diligencia, aunque sólo sea porque cuando el cliente se baje del coche va a emitir una valoración. Toda esa excelencia (otra vez) material e inmaterial que se refleja en el trabajo a veces se queda en papel mojado porque tardas X minutos en llegar cuando puedes haber estado lejísimos; piénsese por ejemplo en los atascos o en las condiciones meteorológicas adversas. Esto crea mucha presión para el trabajador a la hora de mantener y obtener calificaciones elevadas por parte de los clientes, llegando incluso a comprometer su salud. Por ejemplo, el trabajador puede decidir aumentar el número de tareas y su disponibilidad para mejorar la puntuación, renunciando a las pausas y al tiempo de descanso necesarios.

La presión de los algoritmos y el estar expuesto al control constante por parte del cliente a través del sistema de las calificaciones puede representar una importante fuente de estrés para el trabajador. Los trabajadores se sienten obligados a realizar el trabajo de la mejor manera y en el menor tiempo posible y a mostrarse siempre eficientes, agradables y serviciales. Además, esta forma de control que ejerce el cliente es diferente respecto al control por parte del empresario. En general, cuando el control lo hace el empresario normalmente existen modelos estándar de evaluación de la prestación. Sin embargo, cuando el que evalúa es el cliente puede utilizar criterios mucho más subjetivos, como, por ejemplo, la nacionalidad del trabajador o el género.

En la economía de las plataformas, en la Gig Economy, el trabajador está sometido a las calificaciones de los clientes y ello representa un importante factor de riesgo psicosocial. Si bien el sistema de calificaciones por parte de los clientes no opera en todas las tipologías de plataformas, en aquellas en las que lo hace puede llegar a condicionar el nivel de ingresos e, incluso, la permanencia del trabajador en la misma. Así, estará sometido de manera constante a la presión de complacer al cliente, aun cuando sus solicitudes puedan ir más allá de los estándares generales, con la finalidad de obtener la mejor calificación posible. De esta manera, si bien en la economía de las plataformas tal vez no estén presentes los instrumentos tradicionales de control laboral, esta nueva forma de control y valoración efectuada por los clientes puede llegar a representar un factor de riesgo psicosocial más perjudicial para los trabajadores.

Un artículo cortesía de “Conductores VTC”